sábado, 5 de marzo de 2011

El GRUPO MADRUGADA

por Armando Arteaga

Alguna vez conversando con el poeta ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, me refirió que otro poeta paisano suyo, Galo René Pérez, del grupo Madrugada, había escrito un ensayo acerca de la obra poética de César Vallejo. J.E. Adoum y Galo René Pérez, habían realizado de jóvenes la obligada bohemia de poetas en las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca, en sus “locos” tiempos de estudiantes universitarios. Habían activado literariamente y publicado la revista “Madrugada”, que más tarde va a dar nombre al Grupo Madrugada: que es tal como Cristóbal Garcés Larrea los ha juntado orgánicamente a este grupo de poetas en su famosa “Madrugada * Antología Poética”.

Los poetas del Grupo Madrugada como puede verse son originarios de todas las regiones del Ecuador, aunque el acontecer poético de su revista “Madrugada” estaba en Quito, como lo estaban también las revistas: “Elán” en Quito, “Hontanar” en Loja, y “Nosotros” en Guayaquil. Me toca ahora dar algunas impresiones sobre mis lecturas de algunos de los poetas del Grupo Madrugada. 

Empezaré por César Dávila Andrade, que nació en Cuenca en 1918, y que ha trabajado temas muy cercanos a mi experiencia personal. Textos como “Oda al Arquitecto (Quito, 1945) y “Espacio, me has vencido (Quito, 1946), tienen para mi una especial consideración (por defecto profesional). Algunos de sus poemas son de limpia escritura como “Penetración en el espejo”, que son destellos de un albur de nuestro lenguaje latinoamericano, enfrentando nuestros inútiles narcisismos provincianos, que muchas veces nos han llevado a torpes contradicciones, y a vanas equivocaciones. Dueño de un lenguaje fuerte, de una sola matriz andina, del hombre proteico actual, enfrascado de diversas penurias sociales, para entender ese poema de unidad y de integración, tan impetuoso que parece un informe desaforado de la rabia: “Boletín y elegía de las mitas”, donde están tantos nombres y tantas personas muy cerca de nuestras historias cercanas de países hermanos, escenas parecidas de la vida real. Siempre he sentido la poesía de Dávila Andrade muy cerca de mis verdades.

La poesía de Alejandro Velasco (Guayaquil, 1920), siempre me ha llevado a los olores, sabores y sinsabores, de todo lo que tiene que ver con la región del Guayas. Sus “Cuadernos del Guayas” y sus “Romanceros del Guayas”, me han despertado siempre en la realidad de esta latitud hispanoamericana. El Che, observado como un jaguar; o Eloy Alfaro, el viejo luchador, observado también como un hombre sencillo que miraba el mar, sencillamente: un rebelde con causa.

En fin, podría hablar esta noche de otros poetas como Tomas Pantaleón, Eduardo Ledesma, Enrique Noboa Arizaga, Miguel Augusto Egas, reconocerme en esa “dimensión de la ausencia”. Decirles que admiro la poesía de Galo René Pérez, vallejiano, imagen súbita de llama azorada. El “insomnio” de Edgar Ramírez Estrada no me ha sido nada extraño. La “ciudad nocturna” y “los oficios ajenos” de Rafael Díaz Ycaza han sido siempre mis botellas al mar. En el “polvo herido” de Cuenca descubrí una tarde la poesía de Eugenio Moreno Heredia, llena de misterio y de humanidad. Tal como me gusta el “pasillo” cuencano, soy seguidor desde hace buen tiempo de la poesía de Jacinto Cordero Espinoza y de Efraín Jara Idrovo, incursionando muchas veces en la sal intacta, y hasta en “La Noche Estevada” de los diversos abismos que nos ha mostrado también la poesía de Teodoro Vanegas Andrade. Como ven, con mi espíritu piurano, siempre he “madrugado” para leer al Grupo Madrugada, para escuchar el eco de la persistencia de su poesía.

Por último, hice esta Bibliografía* acerca del Grupo Madrugada como un testimonio de mi respeto y admiración por el Grupo Madrugada, para sistematizar estudios más complejos acerca de este importante segmento de la poesía ecuatoriana. Pero no terminaré, sin despedirme, diciendo que como hombre solar de estos tiempos yo también he soñado “Entre Marx y una mujer desnuda”. Se lo he dicho personalmente al poeta Adoum, quien de alguna manera ha dejado siempre en mí esa “corazonada”, en esa necesidad urgente de elevar mi “ser desangustiante”, de esta fiebre que provoca el calor humano y la sinceridad de las palabras con las que nos comunicamos entre nosotros. De entender, por fin, que somos pueblos hermanos, que somos al fin de cuentas una sola cosa: poetas. Permitanme recordar a Manuela, mientras yo viaje a través de la "pólvora" de las palabras:

Duermes dorada y desguarnecida, sitio

de mi próxima batalla. Igual duerme

el continente: el amor en reposo, lomo

animal en la espuma.

(Si esa noche -melosa

hamaca la noche de Jamaica- la cuchillada a ciegas

me hubiera hallado de perfil el corazón, no te habría

encontrado, y solo habría sido decepcionante

cadáver incompleto, mitad de asesinado).

Pero esta noche, tú bocabajo -yegua al galope

arrancándole al sometimiento los frenos en pedazos-

me abandonas tu dura rosa hendida, no hay

peligro, y mi destino en ti tiene lugar.

Tú bocarriba -nave que arremete

su proa contra el viento injusto-

me confías tu tajamar de pelo, y no hago la paz:

yo sé que ambos, continente y muchacha, no están

en retirada: acumulan revueltas bajo el sueño,

sedes sin prisa por saciarse, sangres maniatadas,

y estallarán pidiendo más combate al desayuno.

(...)

Afuera sigue la ciudad y yo renuncio

a su fulgor debajo de tu lengua. Parezco

triunfador y rehén tu campamento: allí

se me adhiere tu venda de muslo fiel

y urgente, y me muerde tu llama:

ocupación de un adiós en vacaciones.

La historia se quedó en el traje, tirada

por la noche en una silla, pero desnudos

sólo quiero ese nombre que te oigo con la boca,

sólo la intermitente estatua a dos ombligos

y ese mapa de venas donde no me extravío.

Contemos en la mañana las condecoraciones

que nos dejó la noche con sus mordeduras,

cúbrelas con el despojo usual de mi camisa,

vísteme de solitario, de viudo, de soltero,

y devuélveme a los demás (anoche me olvidé

de su abstinencia al entrar en tus anillos),

y niéguenme tus abras, écheme

tu forma, rehágase con una sola espalda.

Y que pueda yo salir -lunes de cada día- a completar

la libertad entre los dos, cópula apenas comenzada.


Y, los poetas, hemos madrugado –desde siempre- al alba, por el respeto a las libertades y por una mejor manera de vivir en paz, entendiéndonos en una amistad sincera y en poesía, siempre. Muchas gracias.
*Bibliografía del Grupo Madrugada:

CÉSAR DÁVILA ANDRADE (Cuenca, 1919-1967)

Poesía: Oda al arquitecto (Quito, 1946); Espacio me has vencido (Quito, 1947); Catedral salvaje (Caracas, 1951); Boletín y elegía de las mitas (Cuenca, 1956); Arco de instantes (Quito, 1959); En un lugar no identificado (Mérida, 1963); Conexiones de tierra (Caracas, 1964); La corteza embrujada (Caracas, 1966); Materia real (Caracas, 1970); Poemas de amor (Caracas, 1972). Cuento: Abandonados en la tierra (Quito, 1952); Trece relatos (Quito, 1955); Cabeza de gallo (Caracas, 1966); Obras completas (Cuenca, 1983); Poesía, Narrativa, Ensayo (Biblioteca Ayacucho, No. 191, Caracas, 1993). Antologías: El nuevo relato ecuatoriano (Quito, 1951); Muestra de poesía cuencana del siglo XX (Cuenca, 1971); Antología del relato ecuatoriano (Quito, 1973); Antología del cuento ecuatoriano (Lima, 1974); Los de Elan y una voz grande (Guayaquil, s.f.); Madrugada: una antología de la poesía ecuatoriana (Guayaquil, 1976); Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); La palabra perdurable (Quito, 1991); Así en la tierra como en los sueños (Quito, 1991); Cuentos hispanoamericanos/ Ecuador (1992); Cuento contigo (Guayaquil, 1993); Antología de la poesía hispanoamericana moderna (Caracas, 1993); Veintiún cuentistas ecuatorianos (Quito, 1996); Antología básica del cuento ecuatoriano (Quito, 1998).

ALEJANDRO VELASCO (Guayaquil, 1920)

Poesía: Tierra Nueva (Guayaquil, 1952, prólogo P. Aurelio Espinoza Pólit); La Alfarada (Guayaquil, 1975, un largo poema con la heroica figura de don Eloy Alfaro); Romancero de Guayaquil (Guayaquil, 1975). Revistas: Cuadernos del Guayas.

TOMAS PANTALEON (Guayaquil, 1920)

Poesía: Dejad que muera el odio (Guayaquil, 1949); Sangre Hendida (Guayaquil, 1959). Antología: Nuestra Poesía Joven (Guayaquil, 1953)

EDUARDO LEDESMA (Loja, 1920)

Poesía: La Muerte en los Signos (Loja, 1947); Memoria de la Sangre ((Quito, 1955); Habitante sin Tregua (Quito, 1955).

ENRIQUE NOBOA ARIZAGA (Cañar, 1920)

Poesía: Epopeya del pueblo mártir: tres cantos a Lídice (Cuenca, 1944); Orbita de la palabra iluminada (Quito, 1947); Ámbito del Amor Eteno (Cuenca, 1948); Imágenes Cautivas (Portoviejo, 1961); Morada y perfil de la canción frutal (Quito, 1963); y Biografía Atlántida (Quito, 1967).

MIGUEL AUGUSTO EGAS (Guayaquil, 1923)

Poesía: Dolor Adentro (Prov. Del Oro, 1975). Revistas: Letras del Ecuador y Cuadernos del Guayas.

GALO RENÉ PEREZ (Guayaquil. 1923)

Poesía: Poemas de Octubre (Quito, 1946); Revistas: Fundó con Galo Recalde la revista “Madrugada”. Ensayos: Desvelo y vaivén del navegante (Quito, 1949); César Vallejo, Poeta de América (Quito, 1956); Tornaviaje (Quito, 1958); Cinco Rostros de la Poesía (Quito, 1960); La Poesía Viviente de Withman” (Quito, 1966); y Pensamiento y Literatura del Ecuador (Quito, 1972).

EDGARD RAMIREZ ESTRADA (Guayaquil, 1923)

Poesía: Canción de la Perfecta Estancia (Quito, 1947); Derrumbe (Guayaquil, 1969); Con la piel afuera (Guayaquil, 1970); y Por las paredes del embudo (Guayaquil, 1974).

RAFAEL DÍAZ YCAZA (Guayaquil, 1925)

Poesía: Estatuas en el mar (1946); Cuaderno de bitácora (1949); Las llaves de aquel país (1954); El regreso y los sueños (1959); Botella al mar (1965); Zona prohibida (1972); Señas y contraseñas -antología- (Guayaquil, 1978); Mareas altas: canciones y elegías (Guayaquil, 1993). Novela: Los rostros del miedo (Guayaquil, 1962); Los prisioneros de la noche (Quito, 1967). Cuento: Las fieras (Guayaquil, 1952); Los ángeles errantes (Guayaquil, 1958); Tierna y violentamente (Guayaquil, 1970); Porlamar (Guayaquil, 1977); Porlatierra (Quito, 1978); Prometeo el joven y otras morisquetas (Quito, 1986). Antologías: El nuevo relato ecuatoriano (Quito, 1951); Pensamiento y literatura del Ecuador: crítica y antología (Quito, 1972); Antología del relato ecuatoriano (Quito, 1973); Cuento ecuatoriano contemporáneo (s.f.); Madrugada: una antología de la poesía ecuatoriana (Guayaquil, 1976); Lírica ecuatoriana contemporánea (Bogotá, 1979); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); La palabra perdurable (Quito, 1991); Así en la tierra como en los sueños (Quito, 1991); Cuento contigo (Guayaquil, 1993); Antología básica del cuento ecuatoriano (Quito, 1998); Cuento ecuatoriano de finales del siglos XX (Quito, 1999)

EUGENIO MORENO HEREDIA (Cuenca, 1926)

Poesía: Caravana de la noche (Cuenca, 1945); Clamor del Polvo Herido (Cuenca, 1949); Poemas de la Paz (Cuenca, 1956); Baltra (Cuenca, 1960); Poemas para Niños (Cuenca, 1963); Ecuador, Padre Nuestro (Quito, 1968); Antología (Cuenca, 1975). Revistas: Altazor y Elán (Cuenca).

JACINTO CORDERO ESPINOSA (Cuenca, 1926)

Poesía: El Canto del Destino (Cuenca, 1948); Poema para el hijo del Hombre (Cuenca, 1954); Despojamiento (Cuenca, 1956) y Volviendo a los Padres (Traducción al Quichua de Manuel Muñoz Cueva) (Cuenca, 1956).

EFRAIN JARA IDROVO (Cuenca, 1926)

Poesía: Carta en Soledad Inconsolable (Cuenca, 1946); Tránsito en la Ceniza (Cuenca, 1947); Rostro de la Ausencia (Cuenca, 1948); y Dos Poemas (Cuenca, 1975).

TEODORO VANEGAS ANDRADE (Cuenca, 1926)

Poesía: Estación del Abismo (Cuenca, 1949); Ubicación del Hombre (Cuenca, 1951); Tres poetas ecuatorianos: Jacinto Cordero Espinosa, Eugenio Moreno Heredia y Teodoro Vanegas Andrade (Cuenca, 1965); y Señales de la Erranza (Quito, 1969). Novela: La Noche Estevada.

JORGE ENRIQUE ADOUM (Ambato, 1926)

Poesía: Ecuador amargo (Quito, 1949); Notas del hijo pródigo (Quito, 1951); Los cuadernos de la tierra: I. Los orígenes. II. El enemigo y la mañana -Premio Nacional de Poesía- (Quito, 1952); III. Dios trajo la sombra -Premio Casa de las Américas- (La Habana, 1960). IV. El dorado y Las ocupaciones nocturnas (Quito, 1961); Relato del extranjero (Quito, 1953); Notas del hijo pródigo (Quito, 1959); Yo me fui con tu nombre por la tierra (Quito, 1964); Informe personal sobre la situación (Madrid, 1973); No son todos los que están -antología personal- (Barcelona, 1979); El tiempo y las palabras -antología personal- (Quito, 1992); El amor desenterrado y otros poemas (Quito, 1993); Antología (Madrid, 1998); ...Ni están todos los que son -antología personal- (Quito, 1999). Teatro: El sol bajo las patas de los caballos (Quito, 1972) y La subida a los infiernos (Quito, 1981). Novela: Entre Marx y una mujer desnuda -Premio "Xavier Villaurrutia"- (México, 1976); Ciudad sin ángel (México, 1996); Los amores fugaces: memorias imaginarias (Quito, 1997). Ensayo: Poesía del siglo XX (Quito, 1957); La gran literatura ecuatoriana del 30 (Quito, 1984); Sin ambages (Quito, 1989); Poesía viva del Ecuador -antología- (Quito, 1990); Ecuador: señas particulares (Quito, 1997); Guayasamín: el hombre, la obra, la crítica (1998); Mirando a todas partes (Quito, 1999). Antologías: Madrugada: una antología de la poesía ecuatoriana (Guayaquil, 1976); Poesía viva del Ecuador (Quito, 1990); La palabra perdurable (Quito, 1991).

CRISTOBAL GARCES LARREA (Guayaquil)

Ensayos: Tres Poetas Ecuatorianos: Medrano Ángel Silva, Jorge Carrera Andrade y César Dávila Andrade (Bogotá, 1950/ Buenos Aires, 1956); Una Visión de la Poesía Ecuatoriana (Mérida, 1960); Antologías: Narradores Centroamericanos; Cubanos, Colombianos, Peruanos, y Brasileños (Ariel, Guayaquil, 1974 y 1975); Antologías: Voces Poéticas del Ecuador (Publicación de Horacio Hidrovo Peñaherrera, Portoviejo, 1975). Fundador del Grupo Madrugada. Revistas: Madrugada, Cuadernos del Guayas, y Ecuador-Poesía.

(Congreso “La Literatura Ecuatoriana Actual”,  Universidad de Loja-Educación, Loja: 3-5 de Abril del 2001).

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