1
Ahora sé que la muerte no es una mujer
Ahora sé que la muerte no es una mujer
Es solo una sombra
Nos acaricia
Sella nuestros labios
Apaga nuestros párpados
Nos conduce a soñar
Otra vez la oscuridad intrauterina
Aguas cálidas por donde ir a la deriva.
En vida confundí a la muerte con aquel fantasma
Que surcaba el cielo de mis habitaciones
Cuando grababa mi poesía
O cabalgaba cuerpos tras el amor.
Ahora sé que la muerte no es una mujer
Ahora sé que la muerte es mi sombra.
2
Entendí que los sueños eran más que una escalera
Ascendí y descendí
Una luz oblicua iluminaba mis pasos
Antes escribí de voces y mutilaciones.
Antes escribí que descubrimos la malignidad de los otros
Y jamás la nuestra.
Ahora el espejo se rompe
Me adentro a buscar esa imagen imposible.
3
Mis prendas quedarán colgadas
Detrás de una hoja de puerta
Les caerán láminas de polvo
Les caerá el vacío
Les caerá mi ausencia.
Mis camisas colgadas del cuello
Atrapadas por el anzuelo del cáncamo
Los hombros derrotados como puchos de cigarrillos
Las mangas simulando al espantapájaros
Que regaló los sembríos a las aves
Los cuellos lascados como cuerda de suicida
Los botones sin el abrazo de los ojales
Los bolsillos repletos de nada
Mis camisas sucias tendrán grabados mis últimos días
El olor de las mañanas
El hedor de las tardes
El carmín de la amante que dijo hasta luego y no adiós.
4
Este no es un inventario de objetos sin su usuario
Esta es una sensación de pérdida.
¿Quién mirará la luna en menguante
a través de mis lentes?
¿Vendrá el moho a enverdecer su armazón?
¿Vendrá el polvo a cubrir sus cristales?
¿Se atreverá algún deudo a apoderarse de mis anteojos
Para observar el mundo que no podré ver?.
Este no es el inventario de objetos sin su usuario
Esta es la lápida que se cierra
Esta es la tumba que cubre
Este es el epitafio que escribe sentencias
Esta es la vida penando como fantasma.
Jorge Martillo Monserrate
No hay comentarios:
Publicar un comentario